lunes, 14 de diciembre de 2015

Un regalito.

  La espuma aún burbujeaba en mi vaso, mientras uso la manga de mi polo para secarme los restos de cerveza de la boca y con la otra pido otra cerveza a la fornida camarera. 

" Si tan solo tuviera el pelo largo y los ojos coquetos, no estaría aqui  sirviendome tragos, no claro que no, estaríamos ya tomados de la mano rumbo a algun motel discreto de la ciudad."

- Son seis soles mas. - me dice mientras coloca la botella frente a mi.

Intento esbozar una sonrisa, como para recordar-me- que estoy de nuevo en el mercado y que tengo que volver a trabajar en mi encanto "natural", pero la camarera nisiquiera me registra y se va casi despreciandome la muy maldita.

Mujeres, maldita la hora en la que uno se enamora de ellas y se deja envolver en sus mentiras.

Maldita la hora en la que no le enseñan como borrarse de la cabeza el olor de su piel o el rojo de sus labios. 

Maldita su risa y el sonido de su voz, sí, malditas hechiceras, brujas embusteras.

***

Levanto mi vaso y brindo con la mesera; quien asiente y me esboza una sonrisa: "joder que aún no eh perdido mi toque."

Que sonrisa tan rara tiene, hasta parece que brindara con mi reflejo, como si estuviera tan borracho.

Ebrio estoy pero de desamor, y ahora donde voy a volver a encontrar a alguien como ella?, un rayo mortal no cae dos veces sobre la misma persona porque igual y a la segunda vez ya esta muerta.

Y qué!, aún puedo volver a probar suerte.

Me levanto, tomo mi vaso y empiezo a rondar el lugar, caminando holgado y seguro: soy el dueño del mundo buscando a quien regalarselo amarrado con una caja de bombones.

"Esa frase me salio bonita, debería ser escritor carajo, así me lloverían mujeres. Así sería otra la historia."

Me sigo moviendo y ahí esta esa larga cabellera oscura, llamandome a hacerle compañia en la barra.

***

Caemos en la cama acelerados, con la ropa estorbandonos mientras nuestros labios rozan cada parte visble de nuestra piel. 

Mi mente me dice que esta es la mejor manera de olvidarla; no pienses me grita, mientras mis manos recorren con desesperación su cuerpo.

Ya estoy listo para empezar la faena, para ahogar todos mis recuerdos entre mis susurros y sus gemidos cuando un pequeño amigo sale a saludar.

"Putamadre, putamadre", me repito.

-Que pasa amor, no te habias dado cuenta de mi regalito?, pero me doy la vuelta y tu puedes empezar, dale lindo.

Lo miro y decido no pensar, porque si hay algo que eh hecho mucho desde que Linda me dejo es eso, pensar y no para de pensar.






*Para Alonsito, una apuesta es una apuesta :P.

3 comentarios:

Y tú porqué no comentaste?, te leo y me doy una pasadita por tu rincón ;)!