lunes, 31 de agosto de 2015

26.

Cosas que no saben sobre doña Mary :

1. En mi familia a mi hermana y a mi nos dicen "Las Chinas" desde pequeñitas, pues no sabían distinguirnos. Aún hoy algunos nos llaman así por costumbre.
2. Adicta a: frunas, masmellows, frugeles, yogurt; esto en la parte de golosinas, porque también soy adicta a la pimienta roja, vinagre y mostaza.
3. Tengo bastantes lunares regados por todo el cuerpo, sí, también tengo uno en la pompa y otro en la planta del pie. Algún día se expandirán por todo mi cuerpo y cambiaré mi apodo a "la nera".
4. Tengo muchas muñecas de porcelana en mi cuarto y a veces me entran ganas de arrojarlas al piso a ver que tal se ven rotas, xD
5. No me gusta tener las uñas largas, hacen que me sienta torpe por lo que tampoco usaría uñas postizas.
6. De pequeña no soportaba los viajes largos, me la pasaba vomitando; y ahora solo viajo acompañada de pastillas.
7. Los dedos medio y anular de mi mano izquierda son más grandes que los de la derecha por el esfuerzo de aprender a tocar guitarra. Amorfa feliz me dicen.
8. Soy Ingeniera Industrial, titulada a punta de mucha paciencia, solo así una evita mandar a la China a sus jurados de graduación.
9. Lo que mas aprecio de mi todo es mi sonrisa, imaginen que soy el gato de Alicia en el Pais de las Maravillas.
10. Ya no sé si vengo o si voy.

Y a empezar otra vez.


Felices 26 y ya les mando torta :)

:)


sábado, 15 de agosto de 2015

Tu amor es una *canción* de ayer.

Tu amor, es un periódico de ayer
que nadie más, procura ya leer.

*El cantante.
Sí el título te llamó imaginando que podrías encontrar una trágica narración amorosa, pues eres de la mancha de los que dibujan graffitis en las paredes con frases como "Eres la única Laura" y que vive equivocad@, porque este post no habla de amor, solo de canciones.

 :)
Desde hace tiempo tengo un ladrillo bien bonito que funciona como celular; las interacciones en la red las hago con la tablet que humildemente robe tome prestada de mi hermana, pero que ahora me fue arrebatada.

Sin tablet, ni plan de datos, debo aferrarme fuertemente a la señal de Wifi que puedo robar tomar prestada de algún lado y así hacer sudar a ese ladrillito que dice llamarse tecnológico.

Reacia a volver a invertir en un celular parlante e inteligente como castigo por haber dañado y perdido el anterior sigo feliz con mi vida.

Derrepente a comienzos de semana el ladrillo empieza a temblar indicando que hay un nuevo mensaje en whats-up; lo reviso en el bus me digo y salgo de casa; grande es la sorpresa al ver el mensaje de un completo extraño, saludándome y dedicándome unas tres canciones -y yo sin datos-.

Al final de la jornada y gracias al amado Wifi hogareño, logro descargar las canciones y pongo play para escuchar a una banda mezcla emo-pop donde la vocalista no canta mal pero las letras son algo así como Apúntame, dispara el gatillo que yo sobreviviré o algo así.

Cuando es cosa de sobrevivir me quedo con I Will Survive y no se diga más.

Sí tan solo hubiera sido una canción metal, ya estaría casada con un metalero y estaríamos rodeados de traviesos metalitos como en toda familia feliz, pero la vida no es justa, no caray.

Me da su nombre completo, pero no lo reconozco quizás sí, pero no lo recuerdo le digo adios y así todo queda bloqueado.

*Original.


*Re-masterizada.

Mientras viajaba unas largas horas al día siguiente, pensaba en todas las canciones que a pesar del tiempo es imposible no relacionar con caras y nombres, porque ya te arruinaron sus letras al dedicartelas *toma su galleta de soda y apunta a su muñeca izquierda*.


Aquí entonces dejo un trío de canciones con historia -como para resarcir los tres desastres que me toco oír- pero que no dejo de disfrutar de todos modos; servidos y prometo hacer imposibles para volver más seguido, además tengo infinidad de borradores agujereando mi cabeza y tienen que salir porque amenazan con no dejarme pensar, y eso es peligro no solo para una sino también para los que me rodean.

No quiero ir a la cárcel, aún no es mi tiempo.




sábado, 8 de agosto de 2015

Pare de Sufrir II.

Como continuación a mi trilogía relataré en el instante en el qué nos quedamos: mi cuerpo vibraba agonizante un sábado por la tarde.

*Ok.

Al llegar a casa, mi madre me informo que ya estaba organizada una mañana deportiva relámpago para el día siguiente.

Me miré, y miré a mi madre y cuando estaba por soltar la primera palabra de negación, ella interrumpió diciendo:

- Tu abuelo me dijo que te avisará para que vayas con tu hermana más.

¡Tamales crudos!, no pues, no pueden utilizar mi criptonita como excusa, yo soy débil e incapaz de negarme a sus peticiones. El amor es un cuchillo de doble filo, ya me lo decía el carnicero, pero yo terca sin creerle.

*¿de que te ríes amigo?, yo no le encuentro la gracia.

Domingo por la mañana, desperté a hacer el conteo de daños y la conclusión fue que estaba a unos días de declararme berenjena cruda.

¡Señores tenía toda la pierda morada!.

Partimos en el auto rumbo al otro lado del mundo para hacer deporte, ¡viva, viva!.

Llegamos y para sorpresa mía el centro de recreamiento se veía en excelentes condiciones, una piscina muy limpia, todo bastante cuidado y verde, florecitas aquí, columpios vacíos por allá. Un paraíso para terminar de morir en fin de semana.

Mi hermana notó una pista de carreras vacía en el recinto, y se emocionó en sobremanera:

- Mary, ya que no me quieres acompañar al gym, ¿siquiera me acompañas a correr por la pista?, así como en el colegio, ¿te acuerdas?, ¿sí?.

- Marita, estoy con el cuerpo adolorido y moreteado, que tal si mejor hacemos como en la película Intensamente ¿esa que vinos en el cine, te acuerdas?, y yo le hago de Tristeza y me tiro al piso y levanto mi pie y tu la haces de Alegría, y tomas mi pie y me arrastras feliz por toda la pista, ¿que dices? ¿sí?.

- Ya pues Mary, ¡porfavor!.

Entonces Doña Mary se tiró al pasto de espaldas y levanto la pierna que no estaba adolorida, cerro los ojos y a ya estaba lista para ser arrastrada cuando se oye un:

- ¡Mary!, ¿que haces en el piso?, levántate que eres joven y ve a correr de una vez con tu hermana, ¡apura!.

(*Respuesta mental: ¿Porqué no vas a correr tu tía?, sí a ti es a quién más te hace falta, ya hasta parece que compitieras con tu esposo para ver quién tiene más meses de embarazo caray, ¿cuando se viene el sobrino?.)

Así troté lo que la pista dijo que fue 1.5 KM, ufff, mucho, ya hice mi cuota de ejercicio hasta el próximo año, gracias ;).

Entonces recostada en el pasto estaba decidida a morir en paz cuando:

- Mary, vamos a jugar voley, nos falta uno, ¡vente!.

De cara al pasto deje escapar un:

- No gracias, yo juego terrible, otro día quizás, igual y gracias por considerarme.

Y llegaron todo los primitos y sobrinitos y arrasaron con lo que tenía de cuerpo, y me arrastraron a jugar.

Con mi cara de "me quedo paradita y no hago ni michi" empezamos a jugar, íbamos perdiendo, hasta que me toco sacar. Resulta que mis saques no estaban del todo mal, lo único malo es que la pelota estaba tan dura -o yo tan oxidada en ese juego- que cada saque era un ver a Judas Calato bailando el baile del gusano.

Terminé con los brazos amoratados, y las palmas y los dedos, y todas las articulaciones.
Es que antes de hacer deporte uno debe aceitar el cuerpo y todas las articulaciones porqué tienden a oxidarse, pero como no sé de eso, me fui a la lanzadera y terminé peor de lo que empecé -algo bastante obvio en realidad-.

Todo estaría ok, sí el día siguiente -lunes pasado- no tuviera programación de examen médico completo, sinó todo sería bonito mientras poco a poco me convierto en polvo. :)

¡Soplen amigos, porqué quiero conocer todos los confines del mundo!.

viernes, 7 de agosto de 2015

Así es el diseño.

Ya; tenía que poner un alto a la trilogía de Pare de Sufrir, porque hace tiempo que no hablaba de mi Caballero Andante. ;)

Hoy me toco llevarlo al análisis mensual de sangre que le programan porqué es anticoagulado - osea Doña Mary tiene que levantarse -con el gallo vecino-  para estar antes de las 7:00AM. en el hospital.

El jueves por la noche pasé a verlo junto a mi madre y ahí estaban todas mis tías armando las celebraciones programadas para sus 88 años.

Ellas encerradas en la cocina -cuál templo de inspiración- pululaban y pululaban, mientras en la sala mi abuelo y yo disfrutábamos de la nueva hora del lonche impuesta a las 8.00PM. porque el señor panadero demoró mucho en traer la encomienda y en casa del abuelo no se toma té si no hay un pan caliente al lado.

Mi Caballero ya tiene tiempo usando dentadura postiza y eso hace que sea menos habilidoso en su masticar diario -sí se puede decir así-.

Cúal nene, deja todo cubierto de migajitas y la ropa llena de manchas hasta la altura de su barriga, entonces como baberos tan grandes no existen -y él no se los pondría porque es un niño grande "que ya creció": no necesita babero-.

Lo veo masticar alegremente su pan con queso, mientras él me pregunta:

- Mañana que me llevas temprano a lo de la sangre, voy a ir con esta chompa (*sueter), ¿sí está bien no?.

Entonces recorro con la mirada aquella chompa de lana a cuadros con botones al frente llena de manchas del día a día y le digo.

- No, esa chompa ya esta con manchas, tiene que ponerse otra.

- Cúales manchas sí así es el diseño hija.

- ¿Cómo que así es el diseño?, osea que ahora esta de moda ir vestido de manchas.

- Claro hija, es que yo quiero ser la nueva tigresa del oriente.

*Ante ud. la tigresa del oriente.

Y así terminé atorándome con el ultimo sorbo de té que tenía en la taza.





Yo sabía que esta gracia natural me venía de la familia de mi madre, pero nunca tanto Mi caballero, nunca tanto.

:P.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Pare de sufrir I.

Para leer este post completo, primero debe memorizar detalladamente la siguiente imagen:
Ubique la vista en el puño en alto y el enervado gesto de unos ojos furiosos apuntando al cielo. (Sí bueno, los ojos no se notan, pero imaginemos.)

Ahora es su turno de imitar el gesto, levante el puño firmemente, fije sus ojos hacia su desportillado techo, frunza sus cejas pobladas, arrugue la nariz y comenzamos:

¿Qué te has creído vida, eh?
¡Sí, tú!, ¿crees que está genial ir aboyandome por cada esquina?
¿Te parece divertido ir maltratando el poco de cuerpo que aún conservo sin magulladuras, eh?

¿Cómo que no?, entonces que fue eso de mandar a probarme caramelos frutiácidos -que son de más sabrosísimos- para que me desencajaran la mandíbula al trabar de masticarlos.
Me la pase sin comer todo el resto de la tarde, pues solo pude abrir la boca al ancho de un dedo, ¿que cosa comes que tenga el ancho de un dedo? ¡ni siquiera una cuchara de papilla es de ese ancho!.

Y cómo sinó te bastara, luego se te ocurre ir regando charcos de aceite sobre aceras de piedra para que justo empiece caminar sobre ellos.
Osea, ¿sabes el tamaño del moretón que tengo en la pierna derecha luego de caer de un tirón al piso?, ¡no!, ¡pero que va a saber la vida de esas cosas!, qué va a saber de miradas burlonas e indiscretas en plena calle principal, ¡nada, no sabe nada!, y peor aún va a saber lo que es quitar esas manchas del pantalón jean color claro, no pues, ¡si la vida ni lavar sus calzones sabe!, no no, ¡la vida no sabe nada!, no sabe ni a que sabe las caídas, pero déjenme que me desahogue, que la cosa se pone mas buena.

Entonces así convaleciente como estaba, descubro que fue mi mano la que amortiguo la caída y que ahora tenía una raspada en parte del dorso de la mano. ¿Osea que ahora al teclear, todos tienen que enterarse que fui víctima de violencia callejara?, ¿osea que ahora cada vez que alguien baje la vista a esa mano alucinará la clase de rufían de cuatro esquinas que tiene al lado?.
Ok, está bueno, nada como un historial nuevo para espantar a los incautos.

Y si Doña Vida cree que no soy una  luchadora, tiene que enterarse que me pare en una y decidí continuar mi camino, arrastrando el poco cuerpo que me quedaba sano, cargando todas las compras que tenía y las que aún faltaban por hacer, para que al caminar lentamente, cruce en mi camino a una señora jalando un carrito a toda prisa -la primera abuelita acelerada que ví en mi puta vida-. El carrito tenía un extremo sobresalido que se incrusto en mi pierna izquierda, dando un golpe duro y seco ante el cual solo pude doblarme de dolor porque ni palabras me salían. ¡Sí!, ¡yo que tengo un verbo florido, me quede muda!, ¡muda!.

La señora apurada siguió su caminito, y ahí me quede yo, tratando de recuperar aliento entre la multitud que solo gritaba: "Muévete pues amiga, muévete.". Ya sobrepuesta, mande a callar a un par de "amigos" , mundo insensible y cruel, ante el cual arrastraba esas dos extremidades que antes solían llamar piernas.

Turbada por el dolor, revisé si tenía mas moneditas para poder subirme a un taxi -y así terminar de agonizar en casa- pero no, ya no tenia más que los contados centavitos para ir en bus.

Hora punta Vidita, ¿a que no sabías que eso es sinónimo de buses llenos?, ¡a que no!.

Con la mano que aún tenía servible tome el barandal superior del bus y me aferré a la vida, porqué el bus se alucinaba auto de carrera, justo de esos que se disputan la última vuelta para llegar primero a las banderitas cuadriculadas. Vamos a dejar un poco de caucho y humo en las pistas pues.

No sé cuanto duró el viaje, ni cuanta gente me aplasto para poder subir y bajar del bus, solo sé que no volveré a burlarme de la debilidad del que antes creía una extremidad inservible. Si algo lograste enseñarme vida, es que mi mano izquierda puede servir como ancla ante mares de pasajeros rellenitos, o esos que cargan medio muerto en una mochila a sus espaldas -ando envidiando ese medio muerto llevado a cuestas.-

Llegue a casa de mi prima y solo pensaba en caer a sus brazos: "¿Puedes cargarme?". le dije por el intercomunicador.
"Ya te abrí, sube tu solita". me dijo.

Vida cruel.

¡Entonces que te crees vida!, ¿que puedes ir tratándome como costal de trapo, no?.

No, no, no.

Te voy anunciando que mi garantía de fábrica ya caducó, que no tengo padres ni madres ni hermanas ni primas que recurran a mi socorro, ni amores a la vista que puedan cantarme "sana, sana colita de rana", mientras cariñosamente acarician mi pompa adolorida.

¡No!, ¡no los tengo!.

Así que no tienes excusa para ensañarte así conmigo, ¿oíste?, ¿oíste?.

Me alegro que asientas en símbolo de comprensión, sí, me alegro, pero acuérdate nomas que esta te la voy a devolver, sí, sí, sí.

Siempre suya, Doña Mary.


-Y como notarán esta crónica viene por volúmenes, así que ya les traigo mas dolor físico como para que aprendan a valorar esa coraza exterior, a las que unos llaman cuerpo.-



¡Paren de sufrir hermanos!, ¡paren de sufrir!.

- Está frase la invento el padre Pablo en base a mi historia, ¡a que sí!.-

martes, 4 de agosto de 2015

Prohibido besar a las cholas.


Tengo unas cuantas historias guardadas en la cartera para compartir, pero prefiero subir este cuento de Luiz Carlos Reátegui, ganador de concurso de relatos Planeta Cuba, ojalá y les guste como me gusto a mí. :)

PROHIBIDO BESAR A LAS CHOLAS.

Quiero ser Presidente. Le dije a mi mamá en un mitin de la plaza 28 de Julio en la ciudad de Iquitos. Tenía la edad de 5 años y Fernando Belaúnde levantaba el brazo en señal de “adelante” saludando al mar de gente. Me impactó sobre manera ver cómo es que tantas personas comulgaban con el ideal de un mismo hombre. Esa imagen y ese sueño se grabaron en mi subconsciente, se archivaron en un tierno rincón de mi mente pueril mientras crecía y, volvieron a reaparecer hace unos años, con mayor insistencia hace unos días, todo gracias a Ernestina. Terminada la universidad, ingresé a laborar a un caótico lugar, ruinoso y de mala entraña, (ahora, por suerte, estoy en Sunat para mejor) existía una bien surcada discriminación. Nunca un jefe saludaba al personal de “rango inferior”. Cómo puedes saludar con beso a esa chola, anda al baño y lávate. Me increpaba una abogada regordeta refiriéndose a Ernestina del personal de limpieza, pero la que en realidad necesitaba ir al baño y lavarse era aquella mofletuda que siempre olía a pezuña de burro, expedía un aroma de aire viciado, por demás rancio. Ernestina se escabullía avergonzada de la oficina sin mirar atrás. Joven, ya no me salude delante de los jefes, mejor abajo nomás en la entradita y, arriba, haga de cuenta que ni me conoce. Decía ella con una sonrisa precaria y gris. Jamás le hice caso, la saludaba con beso donde me la encontraba y con mayor gusto si había un jefe por ahí. Siempre la traté con cariño, en innumerables ocasiones escuché atento sus conversaciones tan sentidas, ciertamente encontraba interesante todas sus experiencias de vida, era fiel a sus consejos porque realmente lo creía, era un convencido de la importancia que tenía la esencia de ese ser humano. Una tarde, revisando los correos en el trabajo, me llega el aviso de un banco que financiaba una maestría en gestión pública. Mi subconsciente activó como alerta de luz parpadeante el recuerdo y el sueño grabados en el mitin. Una herramienta en gestión es fundamental si se quiere ocupar un rol protagónico en el Estado y más aún si pretendo un gobierno en algo decente. Pensé. Me tomó un mes reunir toda la documentación que me exigían, nadie quiso ser mi aval, pero no me importó. ¿A dónde va tan contento joven?. Pregunta Ernestina. Voy a… voy a ser Presidente del Perú. Respondo. Dejo mi solicitud en el banco. Las clases comienzan en una semana. La espera es insufrible. A 48 horas del inicio de clases, el banco por fin contesta. Usted tiene una cita con su sectorista hoy a las 5:30 pm. Dice el correo. ¿Por qué tan tarde? Cuestiono para mis adentros. Salgo del trabajo con tiempo y llego temprano. El sectorista me recibe con una cordialidad promedio y con el rostro serio, algo anda mal. Perdone que hayamos demorado tanto pero hemos sido muy minuciosos con su expediente, el comité de riesgos ha encontrado inconsistencias en usted, lamento informarle que su préstamo ha sido rechazado. Dice el sectorista con palabras técnicas y en tono solemne, en lugar de expresar sin reparos que mi sueldo tiene aspecto de mierda, sabe a mierda y no puede ser otra cosa más que mierda pura por lo que teniendo esa sesuda conclusión, dudan con justa razón de mi capacidad de pago. La luz deja de parpadear, el sueño se apagó, la oportunidad áurea de estar al frente de un mitin se fue. La cita había sido a esa hora porque el sectorista sabía que no duraría más de 5 minutos. Tuve que tragarme el sapo y regresar al trabajo cabizbajo a terminar con mis pendientes. Desmotivado y afligido, Ernestina advierte mi malestar. ¿Todo bien joven? Pregunta. Sí, solo que tendrás que esperar un poco para que sea presidente, rechazaron mi préstamo. Digo. ¿Puedo ayudarlo en algo? Vuelve a preguntar. La verdad no creo que mucho, necesito $12,500 dólares a primera hora. Respondo. Ernestina, limpia ese baño que está inmundo y no interrumpas al doctor. Llama la atención con su vozarrón la abogada mofletuda que huele a pezuña. Chaucito joven. Se despide. Hago un amago de sonrisa, tengo el semblante averiado por la tristeza. Al día siguiente y algo recompuesto, Ernestina se me acerca como escondiéndose, así lo hacía todas las veces por la vergüenza que le habían instaurado. Joven, un favor, quiero que converses con un amigo, te va a esperar. Ernestina me da un papel con una dirección. ¿Para qué? Pregunto. Anda nomás, de ahí me cuenta, Chaucito. Dice y se va. Llegada la noche, veo el papel en mi bolsillo, desganado y a regañadientes, pues no tenía muchas ganas de nada, decido ir. Acudo a la dirección para ver cuál era el favor que quería Ernestina. Llego a una casa por el olivar de San Isidro, pasaje Cura Béjar # 169. Toco la puerta, pido con el nombre que tengo en el papel. Una señora entrada en años me hace pasar. El señor baja en un momento. Me dice. Observo la sala, hay un stand con varios libros de tapas añejas, sin duda el dueño de casa es una persona mayor que lee mucho. Gustavo Ontaneda para servirlo. Me sorprende una voz mientras husmeo los libros. Le doy la mano y sonrío. Estimado Luizcarlos, una amiga me ha hablado de ti. Me dice. Aquel señor era un alto funcionario del banco, Ernestina había trabajado más de 15 años con él. La persona que menos recursos tenía fue mi aval, sin dar un centavo y tan sólo con el valor de su palabra abogó por mí. A la otra mañana, el sectorista adusto, ahora me pela los dientes, me sonríe con fervor y me trata como a un rey. Hubieras empezado diciéndome que conocías al gerente pues luchito, firma aquí. Me dice el jijuna y yo escudriño todos sus movimientos con desprecio, con frialdad oriental. Regreso a mi trabajo, delante de todos, abrazo a Ernestina e inflo sus cachetes a besos. Dime qué puedo hacer para pagarte todo esto. Digo. Joven, usted ya hizo mucho por mí, la humildad y la sencillez no se negocian. Responde. Se me hacen agua los ojos y la vuelvo a abrazar. Es inevitable recordarla cuando estoy a pocos meses de la graduación. Con su trabajo diario supo ganarse la admiración y el respeto de muchos, porque ella es como un billete de un millón de dólares que por más que la arruguen, la tiren al suelo y la pisen, nunca perderá su verdadero valor, siempre seguirá valiendo exactamente lo mismo. Elegí entregarle mi amistad sin condición, ella a cambio me devolvió un sueño, yo no sé si llegue a ser presidente, pero de lo que estoy seguro es que su ser y su palabra valen un mundo, su esfuerzo por salir adelante aún más y ante una eventual campaña electoral la elegiría de nuevo. Yo voto por ella. Gracias Ernestina. Un beso.
*Hace poco me informaba sobre el proceso libertador en el Perú y sobre la posibilidad de habernos convertido en república no por manos extranjeras, sino producto de líderes mestizos cusqueños. Como decía Basadre, que diferente e integrado sería el Perú si Cusco hubiera sido elegido como capital de la república ¿no lo creen?, pero esa ya es otra historia. :)